Arcángel Zadquiel:
“Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la probática, una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. Porque el Ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera.” Juan V.1/4
Al Arcángel Zadquiel se le conoce también como: Tzadquiel, Zadaquiel, Zidikiel, Zedekiel, Sachiel, Zadykiel.
Zadquiel es el Ángel de la Justicia, de la Benevolencia, de la Misericordia, del Perdón, de la Compasión, de la Transmutación, de la Liberación, de la Memoria, del Recuerdo, de las Tradiciones, de la Magia y de la Alquimia. Es uno de los nueve Regentes del Paraíso y uno de los Ángeles de la Presencia. De acuerdo a Benjamín Camfield, es el regente del planeta Júpiter, aunque otros autores identifican al regente de Júpiter, aunque otros identifican al regente de Júpiter como Zachariel, Abadiel, Zobichael, Barchiel y otros. También se atribuye a Zadquiel, igual que a Miguel, a Tadhiel y a otros Ángeles, haber detenido la mano de Abraham cuando iba a sacrificar a su hijo Isaac. Es por este motivo que se le representó con un arma cortante, símbolo del sacrificio; pero después de que Jesús nos enseño el sacrificio incruento a Zadquiel se le representa con el cáliz y a veces, junto a la Custodia. Es el encargado de todas las ceremonias donde se alaba a Dios; y en esta época en que la ceremonia deberá formar parte de nuestra vida cotidiana se hace más manifiesta la presencia del Arcángel Zadquiel. Sin embargo, independientemente de las ceremonias de que se llevan a cabo en lugares consagrados para tal fin, el Arcángel Zadquiel y todos los Ángeles ceremoniales cada se manifiesta mas para acceder al corazón de los seres humanos y enseñarnos que debemos incorporar las ceremonias en nuestra vida cotidiana para que cada pensamiento, sentimiento, palabra y acción sea un acto de entrega a nuestro Creador.
“Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la probática, una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. Porque el Ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera.” Juan V.1/4
Al Arcángel Zadquiel se le conoce también como: Tzadquiel, Zadaquiel, Zidikiel, Zedekiel, Sachiel, Zadykiel.
Zadquiel es el Ángel de la Justicia, de la Benevolencia, de la Misericordia, del Perdón, de la Compasión, de la Transmutación, de la Liberación, de la Memoria, del Recuerdo, de las Tradiciones, de la Magia y de la Alquimia. Es uno de los nueve Regentes del Paraíso y uno de los Ángeles de la Presencia. De acuerdo a Benjamín Camfield, es el regente del planeta Júpiter, aunque otros autores identifican al regente de Júpiter, aunque otros identifican al regente de Júpiter como Zachariel, Abadiel, Zobichael, Barchiel y otros. También se atribuye a Zadquiel, igual que a Miguel, a Tadhiel y a otros Ángeles, haber detenido la mano de Abraham cuando iba a sacrificar a su hijo Isaac. Es por este motivo que se le representó con un arma cortante, símbolo del sacrificio; pero después de que Jesús nos enseño el sacrificio incruento a Zadquiel se le representa con el cáliz y a veces, junto a la Custodia. Es el encargado de todas las ceremonias donde se alaba a Dios; y en esta época en que la ceremonia deberá formar parte de nuestra vida cotidiana se hace más manifiesta la presencia del Arcángel Zadquiel. Sin embargo, independientemente de las ceremonias de que se llevan a cabo en lugares consagrados para tal fin, el Arcángel Zadquiel y todos los Ángeles ceremoniales cada se manifiesta mas para acceder al corazón de los seres humanos y enseñarnos que debemos incorporar las ceremonias en nuestra vida cotidiana para que cada pensamiento, sentimiento, palabra y acción sea un acto de entrega a nuestro Creador.